Ahora que llega ya el frío, debemos pensar en mejorar nuestro sistema inmunológico, y uno de los imprescindibles para la salud es el ajo. Fortalece el sistema inmunológico, nos ayuda a curar infecciones leves, favorece la cicatrización de las heridas, es adecuado para gripes y resfriados. Será nuestro aliado externo perfecto para protegernos y mejorar nuestro sistema de defensas.
Nutrientes del ajo
Habitual en la cocina, el ajo es una fuente de nutrientes muy importante, además de tener un aporte de minerales como selenio, fósforo, cobre, calcio, hierro, potasio, manganeso…
-65% es agua
-28% es carbohidrato
-2% es proteína
-2.3% son compuestos organosulfurados
-1,5% fibra
Uno de los componentes estrella del ajo es la alicina, un principio activo. Tiene un gran efecto antibiótico, aumentando las defensas, además de prevenir úlceras de estómago, favoreciendo el sistema cardiovascular en distintos aspectos, actúa también contra la bronquitis y está considerado un importante elemento anticancerígeno. Eso sí, debe estar en crudo. Otros compuestos como el ajoeno o la adenosina, con capacidad curativa, se mantienen aunque el ajo se cocine.
Para evitar el mal olor del ajo
El ajo huele, no se puede disimular si alguien ha tomado ajo, y en ocasiones repite, pero podemos utilizar algunas técnicas para paliar esa sensación.
-Los ajos frescos son los que menos olor dejan en el aliento.
-Antes de cocinar un ajo, puedes utilizar perejil picándolo a la vez, la clorofila reduce el sabor y el olor.
-Si te gusta masticar ajo para sacar el máximo partido a sus beneficios, puede masticar hoja de menta o de savia después.
-Si masticas semillas de cardamomo también refrescarás tu boca. Además de ayudarte en digestiones pesadas.
-Si puedes, porque no puede todo el mundo, puedes trocear el ajo como en láminas a modo de pastillas pequeñas. El sabor no es tan fuerte y repite menos.