¿De dónde viene el mito de que las zanahorias son buenas para la vista?
La creencia popular de que las zanahorias son buenas para la vista es en realidad un mito, cuyo origen tiene que ver con una historia de secretismo bélico durante la Segunda Guerra Mundial.
De todos es sabido el clásico mantra que muchos hemos escuchado en nuestras casas durante años: “Come muchas zanahorias y tendrás muy buena vista”. Pero, ¿qué verdad hay detrás de tal afirmación?
Es cierto que las zanahorias poseen virtudes para la salud: por ejemplo, su piel (al igual que otras hortalizas anaranjadas o rojizas) posee beta-caroteno, un pigmento que proporciona aproximadamente el 50% de la vitamina A requerida en la dieta, según la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos. No obstante, no se ha observado nunca una relación directa entre la absorción de las propiedades de las zanahorias y una mayor capacidad/salud visual.
Y aunque esta creencia es bien conocida, lo que suele ignorarse es la razón por la que este mito comenzó a extenderse por el mundo occidental: un arma secreta.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la armada aérea alemana (la Luftwaffe) realizó diversos ataques a Gran Bretaña e intentos infructíferos de invasión. Pero las Fuerzas Aéreas Reales Británicas (RAF) contraatacaron, y estaban mucho más preparadas que los nazis para una ofensiva en el aire.
Como apunta el infografista e ilustrador José Antonio Peñas, que ha investigado la evolución de la tecnología militar entre 1939 y 1945: “Los británicos querían evitar que los alemanes sospecharan que estaban usando un nuevo tipo de radar nocturno para la detección de los bombarderos. Estos radares utilizaban una longitud de onda reducidísima (30 centímetros, en comparación con los radares de 1,5 metros de longitud de onda en uso en ese momento) y eran de unas dimensiones mucho más reducidas que los que se empleaban en la red de defensa aérea (similares a los utilizados por los alemanes) lo que permitía montarlos en aviones. Esta tecnología estaba desarrollándose desde 1936 y era de alto secreto”, cuenta el infografista, en una conversación con Muy Historia.
Esto quiere decir que los británicos podían detectar de manera mucho más precisa y en condiciones mucho peores(como por ejemplo, de noche y ante inclemencias meteorológicas) a los bombarderos nazis, para derribarlos antes de que estos llevaran a cabo su ataque. Esto les permitió ser mucho más efectivos en el aire, y proteger la integridad de su territorio.
Para hacernos una idea de la diferencia de precisión, Peñas apunta lo siguiente: “Una longitud de 1,5 m servía para objetos grandes y formaciones aéreas; una de 30 cm permitía señalar blancos individuales”.
Los alemanes, como es lógico, dieron cuenta de aquella extraordinaria precisión, y los miembros de la RAF solían afirmar, divertidos, que el motivo era que tenían una vista espléndida debido a que comían muchas zanahorias.
La ineficacia de la Luftwaffe
¿Infirieron los alemanes alguna vez la existencia de esta tecnología? Según José Antonio Peñas: “Los nazis nunca lo sospecharon. El desarrollo del radar en Alemania estuvo lastrado por las directrices de Göering desde 1936. En ese aspecto, los alemanes siempre fueron con retraso”, setencia.
La Alemania nazi no tenía una buena base de ciencias puras (como la física) lo que probablemente repercurió negativamente en sus innovaciones armamentísticas y en el concimiento que tenían de las que poseía el enemigo. Según Peñas, la razón es que muchos intelectuales judíos e izquierdas de mucho talento fueron purgados de las universidades: “Tenían muy buenos ingenieros, pero pocos buenos teóricos”.
Un ejemplo de ello es la bomba atómica, de la cual los alemanes tuvieron conocimiento en el año 45: “Creían que para fabricarlas necesitarían cientos de kilos de uranio enriquecido para una bomba, pero en realidad la Fatboy solo usaba 5 ó 6 kilos”.
¿Tiene parte de verdad?
Como hemos apuntado al principio del texto, las zanahorias poseen beta-carotenos, y éstos se transforman en vitamina A, esencial para el buen funcionamiento de muchas funciones, como la vista. Como apunta, nuevamente, la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos: «El beta-caroteno se utiliza en las mujeres desnutridas para disminuir las probabilidades de muerte y ceguera nocturna durante el embarazo», pero existen otras muchas fuentes de esta sustancia además de las zanahorias, y una pequeña cantidad basta para mantener las funciones oculares a pleno rendimiento. No existe una relación entre el consumo de las zanahorias y la mejora de la visión más allá de esta curiosa anécdota histórica.