Truco: cómo elegir un buen melón en la frutería.
La temporada estrella de los melones ha llegado con el mes de mayo. Esta deliciosa fruta similar a la sandía es de las favoritas de la temporada de verano, pero su apariencia siempre es un problema para elegir la que está en mejores condiciones para su consumo. Hoy aprenderás algunos consejos para identificarlos y disfrutar del melón más dulce de la frutería.
Los beneficios del melón, cuyo nombre originario es Cucumis melo, son conocidos principalmente por su gran contenido de agua y su bajo aporte calórico, pero además es fuente de fibra y de potasio, favorece el desarrollo de glóbulos rojos y tiene propiedades laxantes. Todo ello convierten al melón en no solo una fruta sabrosa, sino nutritiva.
Los beneficios del melón, cuyo nombre originario es Cucumis melo, son conocidos principalmente por su gran contenido de agua y su bajo aporte calórico, pero además es fuente de fibra y de potasio, favorece el desarrollo de glóbulos rojos y tiene propiedades laxantes. Todo ello convierten al melón en no solo una fruta sabrosa, sino nutritiva.
El melón, fresco y nutritivo
También el frescor que aporta es elegido por muchos para refrescarse en verano, y no tiene por qué utilizarse solo para el postre, también es un aperitivo perfecto para unir con ensaladas o el famoso plato, muy usual en bodas, el melón con jamón.
Pero para no llegar a casa y abrir un melón pasado o que todavía no ha llegado a su punto perfecto de maduración y llevarte una decepción, aquí tienes algunos consejos que deberás realizar para elegir el mejor melón de la frutería. Porque al igual que la sandía, hay algunos trucos para saber solo por su apariencia cual está en su punto perfecto.
Los trucos para elegir el mejor melón
El color: para empezar, y lo primero que llama la atención de una fruta es su color. Para saber si el melón está maduro su color no debe ser muy verde y brillante, ya que todavía necesitará más tiempo, pero tampoco debe ser de un amarillo fuerte, porque entonces estará pasado. Lo ideal es que su color sea de un tono verde medio con ciertas manchas con un ligero tono amarillo.
Las grietas: seguramente hayas escuchado alguna vez en la frutería que una de las señas identificativas de un melón maduro es que tenga muchas grietas. Ni tanto ni tan calvo. Es cierto que las grietas del melón son un indicativo, pero no se deben encontrar en exceso, porque podría estar dañado en su interior. No obstante, el melón que escojamos debe tener bastantes de estas marcas tanto en sus extremos como a lo largo del fruto.
El tacto: es importante tocar el malón, cogerlo con las manos y presionar en sus extremos ligeramente. El tacto a notar debe ser blando, indicará que el melón está dulce, pero si se hunden los dedos es que se ha pasado de maduración. Y en el mismo sentido, si está duro es que todavía no ha alcanzado su punto perfecto.
La prueba del sonido: Al igual que ocurre con las sandías es importante que escuchemos el interior de la fruta con unos ‘golpecitos’, si suena duro y pesado es que su interior todavía esta verde, pero si su sonido es hueco y vibra, es que el interior del melón está perfecto.
El olor: aunque podamos sentirnos incómodos al hacerlo porque alguien nos mire y piense que estamos cometiendo una rareza, no es solo una práctica habitual para encontrar el mejor melón, sino un paso indispensable. Si al oler el extremo del melón se nota un olor dulce y afrutado es que se puede consumir, si todavía no da ese olor característico será que todavía no está maduro, y si su olor tiene algún ápice pasado, es que su interior se ha pasado.